Abogamos por una nueva forma de ver, pudiendo sentir la imagen y el sonido en otras lógicas; corriéndonos de la escuela única cinematográfica en la que se transformo la Norteamérica, salvo excepciones y ese domesticador diario, que es la televisión.
Se puede entender al cine en múltiples formas, tanto estéticas, narrativas y cinematográficas, de la misma manera en que las distintas etapas educativas (primaria, secundaria, terciaria o universitaria) estas requieren de un tiempo de readecuación y ruptura para poder entender como ser en plenitud en el nuevo espacio, la educación audiovisual que recibimos unívocamente, necesita de una gran voluntad para doblegarla, readecuarnos y vencerla.
Aunque suene raro plantear una batalla, para sentir una imagen, para ser conmovido por un plano, estamos ante la dominación cultural y sin darle pelea a semejante maquinaria, nunca lograremos desarrollar una identidad, que nos reconozca en lo que somos y hacemos, pasando por lo bueno y lo malo.
A un numero interesante de gente se le pasara por la mente decir, a mi me gusta el cine estadounidense y desde acá digo que es más que lógico, se destina más dinero al sistema de marketing publicitario que a las propias películas, siendo el país en el que más se gasta por filme, el engranaje de domesticación de publico funciona perfecto, se recrea y multiplica.
Llamo a pensarnos como un público activo, al que no le entregan todo deglutido, que puede entrar o no a la película, pelearse con ella, debatir, disfrutar, soñar, sentirse en plenitud y mutar en la sala, al son de las imágenes y el sonido que movilizan al cuerpo a un nuevo lugar.
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Creo que el cine puede utilizar un lenguaje simple, sutil, intuitivo como en muchas facetas de nuestra vida, en las que no necesitamos que nos expliquen, lo que esta pasando, el porque ella o el hacen eso, ni la explicación que refuerza el acto realizado. Es en parte liberar los sentidos para llegar a ver lo que pasa.
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Las formas de nuestro cine autóctono (ya sea nacional o latinoamericano) es deudora, por la educación recibida, de la gran industria del cine y sus formas manufacturadas. Esto se da así por dos cosas, la primera es el hecho, que al corrernos de la forma o el lenguaje imperante nos transformamos en marginales o marginados; en segundo termino una reproducción nuestra de las formas bajo las que fuimos educados, se tornan imposibles de reproducir ( y no tengo ganas de reproducir nada) por cuestiones de dinero, infraestructura, personal e industria. Nuevamente caemos en un lugar de sometimiento cultural, que sostiene lo económico, lo sistémico y todas las políticas de penetración extranjera (norteamericana). No por esto estoy planteando dimitir, la idea es problematizar, evidenciar, desde que lugar se piensa, se hace otro tipo de cine y a que nos enfrentamos.
Increíblemente hoy la domesticación audiovisual, transformo a la sociedad en general como el sujeto a combatir, a coaccionar, a corromper en busca de devolverle la identidad.
Esto no es un alegato de promoción del cine que intento hacer, sino de uno que existe y merece ser visto, por su mayor proximidad con la vida, con las sensaciones, estamos frente a personas que realizan películas, complejas, simples, pretenciosas, cinéfilas, desbocadas, azarosas, artísticas, plásticas; ante todo reflexiones de mundo. Si nos detenemos a pensar, los realizadores no viene de algún lugar extraño, al que no podamos llegar, la inaccesibilidad, a priori, es una barrera que nos sujeta a un estadio anterior, de seguridad y confort, del cual no queremos corrernos por el riesgo que esto insume, sintamos el miedo, perdamos el control, abordemos lo impensado, encontraremos mas de lo que perderemos, liberemos nuestros sentidos.
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La tradición de la palabra como único vehiculo de narración, hace que nuestra percepción sobre las cosas sea menor…
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Todas estas experiencias que están a mi cargo, no son fruto de una mente brillante, son reflexiones de múltiples charlas, discusiones, encuentros, películas que compartí con gente amiga en la Quimera (cineclub), en Cine Nómade, con cineclubistas hermanos, en viajes, en largas noches de no querer hablar de otra cosa, que es lo que nos aflige y apasiona, de esto que ya se hizo carne.
Todavía contamos con la posibilidad de seguir haciendo lo que queremos, seguimos intentando hacerlo de mejor manera, en la continua reflexión de lo que damos y de lo que vuelve…
Juan Bianchini
Debemos construir un formato y un lenguaje que entrañe una manera de ver, pensar y sentir. Mirarnos alrededor para conocer nuestro cotidiano, el drama de todas y todos los que habitamos este lugar, para reconocernos luego en el cine/vídeo a través de imágenes, olores y sonidos. Lo antropológico de la búsqueda y la emoción de sabernos contenidos en lo que vemos, es un placer que reditúa la emoción de encontrarnos con los otros en esa poesía de lo emergente a cada paso. Situarnos siempre frente a lo que nos preocupa o ‘nos hace ruido’, debe ser la actitud correcta para generar espacios amplios, honestos y comprometidos. Nuestro paso por la vida no tiene otro sentido que el de SER, defendiendo lo que creemos, solidarizando las ideas que nos enfrentan en la lucha por el objetivo para mejorar el mundo que nos tocó vivir: no elegimos esta época para vivir, pero vivimos esta época. Intercambiar ideas, generar discusiones y enmendar ceños fruncidos por sonrisas amplias, abrazos generosos, besos furtivos genuinos, caricias inteligentes o miradas cómplices, es lo básicamente necesario.
Una y otra vez mirarnos a los ojos a través de las cámaras a la altura de los demás ojos, es hablar a y como iguales, respetándonos y soñando con crear y abrir un camino que nos una simétricamente, que nos haga generosos a la hora de dar y recibir. ‘En lo que respecta a nosotros, creemos que la esencia de la dicotomía sonido-imagen, no es una oposición sino es una identidad’, asegura Noel Bürch. Un buen punto de partida si sabemos que el 70 por ciento de lo que aprendemos ‘entra’ por los ojos y el 30 restante, por los oídos. Al fin y al cabo, el 100 por ciento que ingresa a nuestros cuerpos lo hacen por los roces de la piel que genera el soporte del cine/vídeo y sus matices.
Lejos del elitismo romántico y estúpido, aparece una realidad que genera espacios por donde (in)filtrar nuestros pensamientos, amasando el deseo y gestando un lugar en el mundo de hoy, aprendiendo del pasado y señalando el futuro. Y si la imagen que proponemos aventura decirlo con pasión y sutil e inteligentemente embebida de poesía y rango afectivo, nacerán los encuentros en las despedidas.
En el cine, la palabra volver, una y otra vez genera entrañablemente una inequívoca sensación de incomplacencia e inconformismo generando entonces, un buen encuentro en donde poder mirarnos todas y todos, sin la vergüenza que significa el engaño y la mentira. La cámara no miente, adivina el parpadeo y lo cuela por sus entrañas sin secretos ni maquillaje para emitirlo luego en la proyección, escribiendo sobre la pantalla blanca, delirante como la ideología, mientras surge la necesidad de la ‘dimensión perceptiva’ sin mariconeos.
A estos ‘pequeños apuntes’ hay que hacerlos crecer hasta la explosión, generando espacios abiertos y de connotaciones muy lejos de la hipocresía y la rabia del no ser. Solo hacen falta las ganas y el énfasis de crearlo, provocando a través de la insolencia, la anarquía y la rebeldía, un vuelo limpio, con y de altura, lejos de las bajas estaturas que quieren imponernos desde los medios masivos de comunicación. Desbloquear la timidez ‘hasta un juego de acercamiento de tonos y de luces de los que por convención, brotan condiciones de percepción tales que me permiten el reconocimiento de una figura y de un fondo’, al decir de Umberto Eco.
La mesa está servida y a quien le toque el sayo de imprimir esta idea, se lo ponga firme y coherentemente, marcando pautas en un camino que todavía, está por hacerse: el mejor cine/vídeo de la historia.
Juan José Gorasurreta, en el 35 aniversario del asesinato de Pier Paolo Pasolini.
Creo en el poder eyaculatorio del ojo.
siempre nos encontramos en un transito constante hacia ese algo que perseguimos con una apasionada desmesura esta es la que nos da o nos dicta los nuevos videos por armar, el nuevo cine por hacer…
implosionar lo dado o lo dicho que no nos pertenece en busqueda de nuestra forma es nuestro desafio, las cosas nos hablan, el sufrimiento nos grita y las camaras avidas por ser, junto a nuestros ojos esten a su altura, sincera y frontalmente nos disponemos a ir a su encuentro…
la mejor respuesta a lo que viene surgiendo seria una proxima pelicula, la misma que pudiera dialogar con estos apuntes sin tener que explicarles nada…